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África está siendo el tercero más seco de la serie, con un 26% menos de precipitaciones respecto a la media, superado únicamente por 2005 y 2012, la secuencia más seca de este 2022. Aunque por otra parte en muchos sitios lo normal es que en ese mes apenas llueva.

A la ausencia de precipitaciones durante este año se le suma el calor extremo. Un coctel perfecto que ha provocado una de las sequías más graves de las últimas décadas: por primera vez en este siglo, las reservas hídricas están por debajo del 40%. Una situación que se repite en Europa, donde el 64% del territorio se encuentra afectado ahora mismo por la ausencia de lluvias en los últimos meses.

El mejor método para crear lluvia

Agricultores de medio mundo están realizando agujeros en el terreno en forma de medialuna. Estos socavones se colocan en dirección contraria a la pendiente y cuando llueve, el agua, en lugar de fluir en forma de torrente y erosionar el suelo, va querando retenida por estos agujeros. Así, permiten que la tierra absorba el agua lentamente.

Agricultores de Kenia y Tanzania ya han cavado mas de 200 000 agujeros ayudando a regenerar mas de 300 000 hectáreas.

Con más agua en el suelo, la vegetación se multiplica. Además, recordemos que este es un ciclo que se retroalimenta, ya que la propia vegetación «genera» lluvia. Alrededor del 40% de la lluvia que tenemos se genera por el llamado ciclo corto del agua, es decir, el vapor de agua que genera la lluvia procede de plantas y árboles que expulsan a través de las hojas, por lo que plantar árboles es plantar lluvia.

Detener la erosión del suelo y multiplicar la cobertura vegetal puede ayudarnos a reverdecer a nuestro planeta y a detener la desertificación.

Este método de crear agujeros en los cultivos tiene incluso nombre propio en las islas Canarias: Geria. Una geria es un hoyo cónico de tres metros de profundidad y seis metros de diámetro excavado en capas naturales de grava volcánica y en cuyo centro se planta la vid.

Alrededor, se coloca un muro de piedras con forma circular o de medialuna, no sólo para acumular agua sino también para proteger la planta de los alisios. El conjunto de estas perfectas oquedades ofrece, con su vestido verde, ocre y negro, un paisaje que es único en el mundo y que ayudó a declarar a Lanzarote como Reserva de la Biosfera.

Actualmente, la agricultura intensiva que destruye la estructura del suelo con el arado, el exceso de fertilizantes o los herbicidas, transforma el suelo fértil y provoca que cada vez tengamos menos agua disponible.

La agricultura, si se regenera, conserva la biodiversidad del suelo y su estructura, haciendo que se retenga hasta 10 veces más de agua que un cultivo convencional. Recordemos además que un suelo fértil captura gran cantidad de dióxido de carbono del aire y lo secuestra bajo tierra, disminuyendo las emisiones de este gas de efecto invernadero tan contribuyente al calentamiento global.

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